Autor: Ignacio Vleming
Género: poesía
Editorial: La Bella Varsovia
V Premio de poesía Pablo García Baena
Primera edición: Febrero de 2012
Segunda edición: Abril de 2016
ISBN: 978-84-939329-9-2
A Ignacio Vleming le gusta escudriñar lo que hacen los demás, no tanto porque sea aficionado al voyeurismo sino porque se ha dado cuenta de algo fundamental: que la realidad siempre se nos presenta interpretada por mil manos ajenas; que los lienzos de los museos, cuando creen que nadie los contempla, cobran vida sin nuestro permiso. De todo esto dan fe sus poemas repletos de verdades, o más bien rebosantes de algo muy similar: auténticas ficciones
Mercedes Cebrián
Clima artificial de primavera es una habitación con vistas.
Pablo García Baena
Coherentemente construido, Clima artificial de primavera atesora en la vitrina de su imaginario una colección de objetos tan kitsch, groseros y fraudulentos como nuestra intimidad siglo XXI.
Erika Martínez, Mercurio
No hay lugar al cinismo en el poemario de Ignacio Vleming, aunque sus escenarios invitarían con facilidad a ello: áreas de servicio en la carretera, karaokes, cruceros, flores de plástico. Hay algo más difícil: distancia cariñosa sobre lo que se advierte erróneo, o al menos abierto a la tristeza.
Emilio Ruiz Mateo, Número 0
Vintage
¿Quién vio a los cervatillos saltarse el marco
de la pintura?
¿Quién oyó su berrea cuando todos dormíamos?El sol en su cenit, a la hora de la siesta, abrasó
el lienzo, derritió la garganta, los sotos
y las lindes. Mientras ardía el bosque,
los venados huyeron y con su
cornamenta retaron solos al tedio de las cuatro.Domésticos y dóciles dentro del cuadro,
embravecieron fuera y como bestias
salvajes con sus pezuñas rasgaron las
paredes empapeladas de tarde de domingo.Ahora, ¿dónde están los cervatillos? Los
delicados bambis que durante años y
años nos contemplaban en la rutina
parda de las meriendas, de las visitas,
de las partidas de cartas, de parchís, de dominó…Escuchaban historias de fantasmas de abuelas
y secretos de alcoba. Y guardaban
silencio con sus hocicos de óleo.
Eran los dioses lares en la penumbra. La
garantía estética de la felicidad.Bucólicos aquellos que los recuerden.
Bucólicos y hermosos como aquellas estampas
de salón-comedor de clase media.
Reseñas y entrevistas